jueves, 17 de mayo de 2012

Opinión Manuel D. Caneda docente en Lehmberg Formación



Curso online de “Auxiliar de Comercio Exterior”

Según cuentan los propios actores, cada vez que se suben a las tablas, cada noche, cada función, sienten el vértigo del estreno, de la primera vez que pisaron un escenario, aunque lleven toda la vida actuando y recorriendo el pasillo o las escaleras que separan la escena de los camerinos.

A veces a los profesores nos pasa esta imagen por la cabeza cuando empezamos un curso nuevo (al menos a mí me ocurre). La escena se transforma en aula, el actor en profesor y la representación en clase, pero sigue siendo un estreno. Respiración profunda y… adelante: ¿cómo será el público -el grupo-, fluirá o no, funcionará, nos divertiremos, nos sentiremos cómodos, a gusto, aprenderemos, serán participativos, lo seré yo…? A los dos segundos de clase –en cuanto pisas el escenario- todo esto desaparece y el grupo sale… como sale (normalmente, por suerte, bien, si no, no seguiríamos con la tiza, perdón, el ratón, en la mano).

Pero, ¿y la docencia online –ese ratón del párrafo anterior-? ¿Ocurre lo mismo? En contra de lo que pudiera imaginarse uno, no es tan diferente y las sensaciones pueden ser muy parecidas, aunque depende de qué tipo de curso online (esto debe quedar claro). Habrá quien ponga el grito en el cielo al leer esto, sobre todo quienes escriben tratados acerca de la formación online, pero aunque cambian las formas, incluso mucho –ya se sabe, diferente metodología, soporte, interactuación, etc.-, aun así, la esencia, en cierto sentido, es la misma. Las relaciones personales son las relaciones personales. Y ya sé dónde han trabajado por última vez algunos alumnos, por qué se han inscrito, qué esperan obtener, quién va a esperar hasta el final para entregar las actividades, quién lo va a hacer ordenadamente y con tiempo, etc. ¿Tan distinto es de un curso presencial? Seguramente la respuesta sea: “Sí y no”.

Todo esto viene al caso tras una intensa experiencia en teleformación. El grupo ha sido –está siendo- muy bueno (hemos tenido suerte): todos preferimos grupos participativos y con alumnos involucrados e interesados en la materia. Y ¡bingo!, ha sido así. La situación actual ha favorecido que su composición sea muy heterogénea (también es verdad que aunque se suela decir sector exterior, éste no es exactamente un sector en el sentido que lo pueda ser el textil o la automoción, sino un ámbito de todos los sectores, de ahí la heterogeneidad) y que aporten vivencias con distintos enfoques. Los estudiantes provienen de industrias muy diferentes, con formaciones y experiencias muy distintas, porque todos los sectores tienen la posibilidad de exportar. Y este entusiasmo por la internacionalización se entiende porque estamos hablando del único ámbito que está dando señales de vida en España durante la crisis; está creciendo, no sólo en términos relativos por la caída de la demanda interna, sino también en términos absolutos por un cambio de mentalidad y la necesidad. Todo un logro.

Pero dentro de esta disparidad en la composición del alumnado hay un punto en común: el interés, un enorme interés por aprender, por buscar una herramienta, una palanca que sirva a la vez de punto de apoyo, con la que ejercer presión para cambiar las cosas, la situación, su situación personal. Y esto motiva mucho. Así que éste es el perfil que nos hemos encontrado. Alumnos motivados, con formación, con experiencia y de muy diversos ámbitos.

Pero el motivo central de este pequeño artículo es el curso online de “Auxiliar de Comercio Exterior”. Online, sí. Actualmente, un curso online –sobre todo de comercio- no sólo prepara al alumno en la materia que se imparte, sino también, en el fondo, para el tipo de relación que va a tener con sus colaboradores, clientes, proveedores, etc.: a través de Internet y por teléfono. Sobre todo cuando hablados de comercio exterior (y siendo auxiliar) los más probables es que jamás veamos a nuestros clientes ni a nuestros proveedores. La gestión va a ser siempre a distancia y, la mayoría de las veces, por Internet, y hay que hacerlo con soltura.

Centrándonos en cuestiones más técnica, ampliamente explicada por nuestra compañera Eva, el curso supone un acercamiento a esa rara avis de la economía española que está en crecimiento (sí, sí, no es una errata). El objetivo es que el alumno tenga esas herramientas que busca y que son necesarias para ejecutar labores de apoyo en la gestión del departamento de exportaciones de una empresa. Esto implica el conocimiento de distintas áreas, aunque, como corresponde a un curso inicial, con una profundidad que permita ampliar específicamente las áreas en las que después desarrolle dicha actividad profesional. En el módulo específico de comercio exterior se proporciona gran cantidad de material adicional para que el alumno tenga un buen banco de datos que le pueda servir como caja de herramientas, donde guarde recursos para enfrentarse a distintas situaciones reales (tipos de operaciones, medios de cobros y pagos, formas y condiciones de envío de mercancías, etc.). Por otra parte, hay dos aspectos fundamentales en el comercio exterior que sin ser parte de la materia, sí son muy importantes: el idioma (inglés sobre todo), por lo que se hace mucho hincapié en el curso en dicho apartado, y el dominio de las TIC, ya que, como se ha dicho más arriba, va a ser el medio principal, si no único, de relación con clientes, proveedores, bancos, empresas de transporte, etc. En este sentido, se le presta especial atención al manejo de distintos programas que ayudan en la gestión ofimática.

Las perspectivas son que el sector siga creciendo en los próximos años (algo que la economía en su conjunto tiene prácticamente vetado). Al menos, eso dicen los expertos y parece que las cifras lo corroboran. Crece y crecerá. Prefiero expresarlo así que ofrecer un baile de números y porcentajes. Es el único tren que de momento se ve en la estación. Trabajo y más trabajo para sacar las cosas adelante, para salir. Así que ante el ogro de la crisis, manos a la obra, que se puede más con palabras de aliento que de lamento. Y el que esté leyendo, el que esté haciendo el curso, ya ha empezado a poner en marcha la maquinaria.





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